El vuelo de vuelta a casa lo teníamos a las 19:40, con lo
que aún nos daba tiempo de visitar algo más. Lo primero que hicimos es ir a
visitar el cercano salto de esquí de Holmenkollen. En estas instalaciones
también hay un museo.
Poca cosa más hicimos ese día, no queríamos dar muchas
vueltas ya que nos daba miedo liarnos más de la cuenta y llegar justos al
aeropuerto. Después de visitar el salto, cogimos carretera dirección al
aeropuerto de Sandefjord. Como llegamos con bastante tiempo de sobra, fuimos a
visitar el pueblo Stokke (está cercano al aeropuerto). Dos horas antes de
embarcar, dejamos el coche en el parking donde lo cogimos y dejamos las llaves
en la oficina de la agencia de alquiler. Facturamos las maletas con bastante
tiempo de antelación, y a esperar que llegara la hora de embarcar con la
tristeza de saber que las vacaciones que tantos meses llevábamos esperando se
habían acabado. Eso sí, nos íbamos con un sabor de boca inmejorable.
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