Islandia. Día 1 (Llegada - Þingvellir)

La opción más barata que encontramos para llegar a Islandia fue haciendo escala en Manchester. El vuelo salió de Barcelona el día 6 de agosto a las 22:40 y llegó a Manchester a las 00:05 hora local (hay que tener en cuenta el cambio horario). El viaje lo realizamos con Ryanair (151 € aprox., dos personas con dos maletas facturadas). El siguiente vuelo salía con Easyjet a las 07:00 (ya estábamos a 7 de agosto) de la mañana, así que nos tocó esperar unas cuantas horas dentro del aeropuerto. La terminal de llegada a Manchester fue la número 3 y la de salida hacia Keflavík era la número 1, (ambas terminales están a apenas 5 minutos andando). El vuelo de Manchester a Keflavík nos salió por unos 230€. A las 08:30 de la mañana ya pudimos tener nuestro primer contacto con Islandia:




El aeropuerto de Keflavík es bastante pequeño, todo está muy bien indicado. Justo antes de salir a la calle, cambiamos 100€ en una casa de cambio que había en el mismo aeropuerto, el cambio nos salió bastante bien, mucho mejor que lo que nos ofrecían en la mayoría de bancos de España. Decir que prácticamente todo se puede pagar con tarjeta de crédito o débito. Sólo nos vimos “obligados” a pagar en efectivo las duchas de un camping y los sitios de visita que hay una botella o buzón para dejar dinero para el mantenimiento.

En esta ocasión, decidimos hacer una cosa que para nosotros era nueva, en vez de alquilar un coche e ir durmiendo en hoteles, cabañas y demás, decidimos alquilar una pequeña camper a través de una compañía Islandesa llamada Kuku Campers. Se trataba de una pequeña furgoneta (Renault Kangoo).


La furgoneta no era nueva (150.000Km), pero cumplió a la perfección con todo. La compañía Kuku Campers se encuentra a las afueras de Reykjavík, tienen la opción (pagando) de venirte a buscar al aeropuerto y luego volverte a dejar allí el día de vuelta. Nosotros elegimos esta opción para no tener que ir cargados con las maletas y ganar algo de tiempo y tranquilidad.

Tal y como habíamos quedado, a las 10 de la mañana nos estaban esperando en el aeropuerto para llevarnos a recoger la furgoneta. Del aeropuerto hasta Reykjavík son apenas 30 minutos de viaje.

Una vez en las instalaciones de Kuku Campers, nos explicaron el contrato y las condiciones. Como en la mayoría de compañías de alquiler Islandesas te dan la opción de contratar diversos packs de seguros para poder conducir por carretas de grava y demás, nosotros decidimos no contratar ningún seguro extra, aunque luego acabamos circulando por más de una carreta de grava... La conducción por carreteras tipo F está totalmente prohibida con estos vehículos.

La furgoneta venia equipada de serie con la cama y utensilios para cocinar. Nosotros como extra cogimos una mesa de picnic, dos sillas, una botella de gas para cocinar y un saco de dormir (el otro lo traíamos de casa).

Vista del interior de la furgoneta (a la hora de dormir las maletas se podían dejar en los asientos de delante ya que el asiento del acompañante se podía plegar completamente):



La primera parada que hicimos antes de ponernos en marcha fue una pequeña compra en un supermercado llamado Bonus, uno de los más baratos que vimos por la Isla. La única pega es que la mayoría de supermercados de esta cadena cierran bastante pronto, sobre las 6 de la tarde.

Con las provisiones llenas pusimos rumbo a nuestro primer punto de la ruta, Þingvellir:


Este lugar tiene la curiosidad que está situado justo en medio de la dorsal atlántica, la cual atraviesa la Isla de Norte a Sur. Desde el parking principal se puede llegar caminado en apenas 20 minutos a la cascada de Öxarárfoss:


Cerca del parking también se puede disfrutar de unas buenas vistas del lago Þingvallavatn:


Después nos dirigimos a Peningagjá. De camino por la carreta número 36, vimos este pequeño cañón que suponemos que será una continuación de la dorsal atlántica:


Peningagjá son unos pequeños cañones llenos de una espectacular agua azul. Para llegar a aquí también se puede venir andando desde el mismo parking de Þingvellir, nosotros cogimos el coche, ya que la probabilidad de lluvia era bastante alta. 

En la foto no se aprecia del todo bien, pero el agua del cañón tiene un color azul muy bonito:


En las inmediaciones está la conocida iglesia de Þingvellir:


Si se sigue caminando dirección al lago de Þingvallavatn, se llega a un lugar llamado Silfra, otro pequeño y profundo cañón de agua azul y transparente donde se realizan actividades de submarinismo.


La siguiente foto no es hecha por nosotros, pero muestra la espectacularidad de estas aguas:


Atención!! Hay que ceder el paso a los buzos:


En la zona de Þingvellir había varias zonas para poder pasar la noche, hasta un camping a buen precio, pero preferimos hacer algo de carretera y dormir en un área de descanso de camino a la zona del Géiser.

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