La idea de venir hasta Húsavík era para poder contratar un barco que nos llevase a ver las ballenas. El día amaneció lloviendo y la previsión no pintaba nada bien. Nos acercamos a las empresas que organizaban las salidas con barco y nos comentaron que había muy mala mar y que no era recomendable salir ese día, que mejor esperásemos al día siguiente. Estar un día entero en esta zona no entraba dentro de nuestros planes, así que decidimos dejar de lado esta actividad y seguir el camino, todo y que aún nos quedaba una pequeña opción. Unos españoles que había en el camping de Húsavík nos comentaron que también había una empresa que te llevaba a ver las ballenas desde un pueblo llamado Dalvík. Nos guardámos esta opción y ya decidiríamos sobre la marcha.
Iglesia de Húsavík:
Cogimos rumbo a Akureyri, no sin antes pasar por la cascada
Goðafoss o Cascada de los Dioses:
Justo antes de entrar en Akureyri, tomamos la carretera 821
para ir a visitar la Casa de Papá Noel o
Jólagarðurinn, un curioso lugar que hace que viajes directamente a las fiestas
de Navidad:
El interior es una tienda repleta de recuerdos navideños.
No teníamos demasiado claro si parar o no en Akureyri,
después de tanta naturaleza no nos hacía mucha gracia eso de entrar en una
ciudad, pero la verdad es que se trata de una ciudad muy tranquila, fácil de
aparcar y sin apenas saturación. Uno de los puntos principales es la curiosa
iglesia:
Uno de los edificios situados en el centro:
Aprovechando que estábamos allí, fuimos a la oficina de
información turística a coger un prospecto de la empresa de avistamiento de
ballenas que había en Dalvík. Viendo que los precios eran parecidos a los de
Húsavík, optamos en cambiar algo la ruta y desviarnos por la carretera 82 hacia
el pueblo de Dalvík. Justo antes de llegar vimos una pequeña área de servicio
donde decidimos pasar la noche.
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