Noruega. Día 13 (Lillehammer, Oslo)



Ese día nos quedaban por delante más 400 kilómetros de coche hasta llegar a Oslo. Decidimos tomarnos el viaje con calma, ya que no teníamos ninguna prisa por llegar a nuestro destino, el hotel que habíamos reservado habría las 24 horas, con lo que no teníamos hora límite de llegada.
La Pared de los Trolls desde la carretera:


De camino paramos por varios lugares para ir estirando las piernas, uno de los puntos más curiosos que vimos, fue un área de servicio llamada TrollStop. Estaba decorada toda ella con Trolls de todos los tipos y medidas.


La siguiente parada importante que hicimos fue en Lillehammer, ciudad donde se celebraron los juegos olímpicos de invierno en 1994.  Nosotros fuimos a visitar el famoso salto de trampolín que se utilizó para ese acontecimiento. Para llegar hasta aquí, apenas hay que desviarse 5 minutos de la carretera que baja hacia Oslo.
Una vez en el parking del Salto, puedes entrar dentro sin ningún problema.


Para subir a la parte superior de las instalaciones, hay una especie de telesilla (pagando), nosotros optamos por dar un rodeo y subir con el coche.


Desde aquí, tiramos hasta Oslo del tirón. Hubo una parte del recorrido que se nos hizo muy pesada, la carretera estaba en obras y la circulación era más lenta de lo normal.
Sobre las 17:30 ya estábamos entrando en Oslo. Esta ciudad es algo caótica para circular (como todas las grandes ciudades), sobretodo hay que tener en cuenta que a veces se comparte el carril con el tranvía. Nosotros fuimos directamente hacia el hotel y no movimos el coche hasta que salimos dirección al aeropuerto.
Teníamos dos noches reservadas en el Anker Hotel (170€ con desayuno buffet). Este hotel se encuentra a unos 10-15 minutos caminado del centro de Oslo (no cogimos el transporte público para nada, después de todo lo que habíamos andado por los fiordos, no nos venía de un poco más). El Hotel disponía de parking, salía a 230 NOK un día entero (fraccionado por horas salía mucho más caro).


Se podría decir que la visita a Oslo, es lo que menos llevábamos planificado de todo el viaje. Teníamos un par de puntos concretos para ver, pero lo demás lo haríamos improvisando. El mismo hotel disponía de un mapa de la ciudad, donde te indicaban los puntos más importantes de la misma.
Esa misma tarde nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad:


La famosa Ópera de Oslo:

Comentarios